Tiempo de lectura estimado: 1 hora y 7 min
Bioelectricidad 01: La Causa Real del Cáncer de Piel
By and Down the River
Esta canción del grupo «A Perfect Circle» sirvió de inspiración para este artículo. Hacemos la traducción al español:
“Mostrando solo fragmentos y piezas
hasta que la luz te traicione a ti y a tu elocución vacía.
Buscando en tus ojos una pista o un rastro.
He estado buscando en tus ojos humildad.
Buscando en tus ojos una pista o un rastro.
Todavía estoy buscando, buscando…
Mostrando solo fragmentos y piezas
hasta que la marea te traicione a ti y a tu elocución vacía.
Flota el flautista río abajo.
Cadáver lisiado bajo las olas de adoración.
Flautista, flota río abajo.
Cadáver hinchado y lisiado bajo el peso de la adoración.
Entrando y saliendo de la sombra.
No es una misión fácil, aferrarse a cómo te imagino”.
Obviamente conociendo al autor entendemos que está hablando del proceso que muchos pasamos cuando tratamos de manera sincera de conocernos a nosotros mismos en el sentido esotérico. «Conoce-te», quedó escrito en el templo de Delfos. Y es que la gente tiende a pensar que se conoce a sí misma hasta que se empieza a enfrentar a este Trabajo con mayúscula, y rápidamente se da cuenta de que hay pocas zonas con luz. Observarse a uno mismo es llevar luz a partes que permanecían escondidas, a oscuras. La oscuridad en uno no tiene nada que ver con los demonios o el diablo. Puede ser un hábito que no se sabe que se tiene, como usar un cierto tono de voz cuando se miente o cuando oculta una sorpresa, etc. Recuerda al momento en el que te toca ser el lobo en el juego de cartas. Siempre se actúa de manera diferente cuando toca ser uno más, cuando no se tiene un rol importante en el juego. Los gestos, las palabras y la forma de actuar cambian drásticamente. Observar esto y darse cuenta de las posturas, de los gestos, de cómo se asocian a las emociones o a los pensamientos, es poner luz en las tinieblas.
Con el tiempo y la práctica, uno va aportando luz a todas las partes de su ser, a todos sus centros. Frecuentemente, cuando nos observamos con atención e imparcialidad y descubrimos esas partes nuestras, recibimos un choque y ya nada vuelve a ser igual. Algo cambia para siempre. A menudo, el choque es la realización que trae consigo el sentimiento superior de «remordimiento de conciencia», que no tiene nada que ver con la emoción negativa de culpa. Si lo que aparece es la culpa, entonces uno ya no Trabaja realmente sobre sí. Y esto pasa la mayor parte de las veces: “Mostrando solo fragmentos y piezas hasta que la luz te traicione a ti y a tu elocución vacía”. La palabra elocución es maravillosa, pues significa emplear las palabras para persuadir o conmover. Claramente, el artista está en contacto con las ideas que los STRO y tantos otros practicamos. Cuando observamos las distintas partes de nosotros mismos, la luz nos hace ver que no somos lo que creemos ser, y que el ego siempre tiende a dirigir nuestras acciones. Sobre todo las de aquellos que nos exponemos en público con la suerte o la desgracia, porque nunca se sabe, de que el contenido que compartimos pueda tener cierta relevancia.
Esto es auto-crítica. Es algo que surge de nuestra necesidad de cambiar parte de nuestra manera de transmitir. Decía el Dr. Jack Kruse que el mundo está demasiado centralizado. Un doctorado, un PhD, como así se dice en EE.UU., sabe mucho, con suerte, de una sola cosa entre miles. Ahí tenéis el caso de David Sinclair, un supuesto experto mundial en una pequeña área que no está pasando por un buen momento:
“Flautista, flota río abajo.
Cadáver hinchado y lisiado bajo el peso de la adoración
Entrando y saliendo de la sombra.
No es una misión fácil, aferrarse a cómo te imagino”.
Por supuesto que este estribillo habla de uno mismo. Pero también de todos los que siguen la ciencia centralizada y la predican. Habla de Sinclair. En todos los círculos en los que me muevo, se tiene a este señor de Harvard como el epítome de la longevidad. Un señor que consume estatinas a diario “para mantener su LDL bajo” (sic) y que se hizo vegano “por amor”. Figúrate. Hace unas semanas se hizo viral su escándalo: sus estudios sobre el resveratrol son fraudulentos y nadie pudo replicarlos. Aún así vendió su historia por 750 millones de dólares a la farmacéutica GSK que lucha, ya en vano, por recuperarlos. Ahora está repitiendo su misma estrategia con…
Este contenido es privado
¿Quieres seguir leyendo?
Suscríbete a nuestra plataforma exclusiva para miembros de la Comunidad STRO y disfruta de nuestros contenidos.