Sabemos que rusos y alemanes conocían los efectos de la radiación electromagnética artificial desde mediados del siglo XX, probablemente antes. Desde 1990, la literatura ha descrito los numerosos efectos negativos producidos por las microondas, radiofrecuencias, campos electromagnéticos de muy baja frecuencia y estáticos. El Dr. Henry Lai, Profesor Emérito de la Universidad de Washington, recopiló cerca de 2.500 estudios que muestran lo que aquí os estamos contando. Por supuesto, la industria trató de desprestigiar su trabajo y, aunque no lo consiguió, sí logró que todos los fondos que sostenían sus investigaciones le fueran retirados.
Negar la evidencia es de necios. Hemos explicado que los nnEMF provocan disfunción mitocondrial y, por tanto, un exceso de radicales libres que deriva en el estrés oxidativo asociado a la exposición a estos campos electromagnéticos artificiales.
En cambio, cuando nos exponemos a la luz del Sol, se generan radicales libres que producen la correcta señalización celular. Como consecuencia, el sistema antioxidante no solo no se resiente, sino que se hace más fuerte. Dos son los antioxidantes más potentes en el ser humano:
- Melanina.
- Melatonina.
El glutatión queda relegado por nosotros a un tercer puesto -quizás a la par de otros como la vitamina C, la vitamina E, superóxido dismutasa, etc.-, porque depende enormemente de estos dos primeros; melanina y melatonina.
- Cuando nos exponemos a la radiación ultravioleta del Sol, la melanina se sintetiza no solo en la piel, sino en todos los órganos del cuerpo. Además, nuestro cuerpo produce serotonina, que de noche será convertida en melatonina en la glándula pineal.
- Cuando nos exponemos a la radiación de luz roja e infrarroja del Sol (más del 70% de todo el espectro de luz solar), la melatonina se forma en todas y cada una de nuestras mitocondrias.
Por tanto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que…