Es hora de presentaros a varios de los héroes en el campo de la biología y, por lo tanto, de la humanidad, a quienes deberíamos haber prestado la debida atención en su momento para poder disfrutar ahora de una vida sin las enfermedades modernas que nos asolan. Empezamos por dos que quizás os suenen:
Albert Szent-Györgyi y Robert O. Becker.
¿Cuál fue su principal aportación? Ambos confirmaron, inequívocamente, sin lugar a error, fuera de toda duda, que el ser humano está compuesto, en gran parte, por semiconductores. Por ejemplo, las proteínas son semiconductores, así como la melanina, el DHA y tantos otros. Robert O. Becker descubrió que el hueso humano, literalmente, era un led rojo. ¿Sorprendidos?
Para que os hagáis una idea de lo perdida que se encuentra la ciencia centralizada, sostiene que las proteínas o la melanina no son de ninguna manera semiconductores… a pesar de estar utilizando melanina como semiconductor para construir ordenadores cuánticos. Muy lógico todo. El mismo oráculo de Delfos de nuestros tiempos, el chat GPT, queda en evidencia negando también la condición de semiconductor de estas moléculas.
Comencemos.