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PARTE 2
Epidemiología nutricional
Los criterios de Bradford Hill son la mejor herramienta, en nuestra opinión y en la de la mayoría de los que escriben literatura científica y médica, de la que dispone la epidemiología para establecer causalidad. Ppor ejemplo, concluir que el tabaco causa cáncer de pulmón.
¿Cómo podemos establecer causa a partir de correlación? Ya hemos visto en la anterior entrada de blog, que asociación o correlación no significa causa… a no ser que se cumplan los criterios de Bradford Hill. Pero él mismo sostuvo que se debería ser cauto a la hora de establecer causalidad, incluso cumpliendo sus criterios. ¿Por qué? Porque seguimos navegando las aguas de la epidemiología aplicada a la nutrición. Y, como ya se habrá dado cuenta el lector, no tenemos afición por esta ciencia estéril, difusa y que se presta a la manipulación.
Estamos, por tanto, de acuerdo con muchos de los científicos que consideran la epidemiología nutricional como una pseudociencia. No estamos en contra del uso de la epidemiología, sino de la parte de la misma que se aplica a la nutrición. El propio Journal of Clinical Epidemiology tilda de pseudociencia a la epidemiología nutricional (ref 1). En esta publicación podemos leer lo siguiente:
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