
¿Qué es la leptina?
Se dice conmúnmente que la leptina es la “hormona de la saciedad”. El Ser Humano tiende a poner pseudónimos y etiquetas con la pretensión de una mejor comprensión. En realidad, este hábito destruye el objetivo propuesto. La hormona de la felicidad, la hormona de la tristeza, la hormona del sueño, la hormona de la juventud, la hormona de la ansiedad, la hormona del hambre, la hormona del estrés, la hormona sexual… Cada una de ellas está asociada a una hormona con relevantes funciones fisiológicas, a menudo muy diferentes de lo que indica su etiqueta. Sí, se ha comprobado que personas con bajos niveles de leptina nunca se sacian y que la liberación de esta hormona se corresponde con una sensación de saciedad. Pero para alcanzar la comprensión del funcionamiento de nuestro organismo y así alcanzar la meta de no enfermar, se requiere llegar al fondo del asunto. Un conocimiento superficial no sirve. Nuestros antepasados lo tuvieron fácil en este sentido. El mundo todavía no se había convertido en un zoológico de ambiente sintético y estaban en contacto con la Madre Naturaleza. Eso sí, debían pelear por la supervivencia, pero no necesitaban ni mucho menos ponerle nombre a moléculas de las que desconocían su existencia.
La correcta descripción de la leptina
La leptina es la hormona maestra del metabolismo energético. Esto dibuja un mapa diferente y mucho más preciso del que se presenta con la etiqueta “saciedad”. Además, si añadimos que es sintetizada por las células de grasa, comprendemos que el tejido adiposo no es, como muchos dicen, un cubo de basura a donde van las “calorías extra” que comemos y no “quemamos” con ejercicio. Estas falacias las defienden aquellos que no comprenden el protagonismo de nuestro tejido graso, de nuestros adipocitos, y de la leptina que se encargan de sintetizar y secretar a la circulación. La leptina controla todo el metabolismo del cuerpo, por lo que al no funcionar adecuadamente, el resto de hormonas pueden presentar problemas clínicos. Existen numerosos casos de personas que creen tener disfunción en la tiroides cuando lo que ocurre es que durante mucho tiempo han sido resistentes a la leptina.
La resistencia a la leptina
Debido a las condiciones sintéticas, al zoológico o pecera de ambiente sucio en el que vive nuestra especie en estos tiempos, nos enfrentamos a consecuencias nunca vistas. Una de ellas hace referencia al concepto de resistencia, fruto de una exposición desmesurada —antievolutiva y anti-sistema— a cantidades de ciertas hormonas. Estas moléculas constituyen señales a distancia, a modo de WiFi natural, que se envían de unas células a otras. Una especie de llamada con instrucciones precisas. Cuando se produce esta resistencia, las células ya no oyen absolutamente nada y el mensaje no llega. Como uno puede comprender rápidamente, cuando esto se produce los problemas están a la vuelta de la esquina.
La resistencia a esta hormona implica que el cerebro ya no reconoce la señal de la leptina que se envía desde nuestras células de grasa. Existen pruebas muy sencillas para diagnosticar esta resistencia, pero rara vez se realizan en la medicina actual debido a un desconocimiento preocupante acerca del cuerpo humano. Afortunadamente contamos con métodos caseros como la prueba del espejo: si uno se ve demasiado gordo o demasiado delgado, lo más probable es que sea resistente a la leptina. No se debe tomar esta afirmación de manera literal.
La conexión con la tiroides
Podemos buscar las pistas que nos deja la bioquímica, como por ejemplo la T3 inversa (rT3), aunque de nuevo, rara vez se solicita este test. La rT3 se une a los mismos receptores que la T3 (hormona activa), pero no tiene ningún efecto. Por eso se dice que es un inhibidor competitivo. ¿Por qué nuestro cuerpo tiene este mecanismo? Esta es una pregunta que la mayor parte de los expertos ni siquiera se hacen. La consecuencia real de un aumento de los niveles de rT3 es una reducción del metabolismo energético. En ausencia de la señalización de la leptina —es decir, resistencia a la leptina— se arruina el circuito de retroalimentación entre T4/T3 y uno desconecta el sistema hipotálamo-pituitaria-tiroides. Y con ello se pierde la habilidad para utilizar la grasa corporal. Más de uno se sorprenderá cuando demostremos en artículos futuros que la correcta función de la leptina depende de la luz del sol por encima de todo, pero también de una alimentación cetogénica basada en alimentos reales. Por mucho que digan que esta forma de comer arruina la tiroides, no podrían estar más equivocados. De la manera en la que uno nunca recupera la señal de la leptina es comiendo carbohidratos y escondiéndose del Sol.

La leptina regula el metabolismo energético
El cerebro ha de obtener, en todo momento, información exacta sobre el estado energético de unas 20 billones de células del cuerpo. Debido a las limitaciones de su espacio (el tamaño del cráneo), utiliza el sistema endocrino —hormonas— para monitorizarlas. La leptina se produce en las células de grasa, principalmente en el tejido adiposo blanco (TAB). En primera instancia, recibimos la leptina de nuestras madres al ser amamantados por primera vez. Aquellos recién nacidos que no llegan a probar la leche materna, es posible que empiecen con el pie izquierdo desde el punto de vista del metabolismo energético. De hecho, las últimas investigaciones muestran que no obtener leptina del calostro tiene enormes implicaciones para el ADN. Afecta a la metilación, que no es más que un proceso químico que altera la expresión genética. Esa información se transmite directamente al ADN y provoca un cambio que conduce a señales epigenéticas necesarias. Esta es una de las formas por las cuales conocemos que la obesidad se puede transmitir de generación en generación.
La leptina presente en el calostro entra en el cerebro del recién nacido a través de una compleja señalización que ocurre en el hipotálamo. Una vez allí, comienza a activar un grupo de neuronas que modularán el estado energético por el resto de su vida. Esta parte del cerebro es aproximadamente del tamaño de un guisante y se asienta en los nervios que llegan a los ojos. El hipotálamo conecta el cerebro con todo el sistema endocrino del cuerpo, el cual incluye a todas las hormonas de las que hayas podido oír hablar.
Conexión TAB – cerebro
Sin energía, ningún animal podría realizar tareas complejas o tan siquiera vivir. Podríamos pensar en un coche. ¿Qué distancia podrías recorrer si nunca supieras cuánta gasolina tienes? La única forma de ir a cualquier parte y sentirse seguro es llenando el depósito previamente, pero tampoco se puede saber cuándo conviene repostar de nuevo. Eso es precisamente lo que le ocurre a un ser humano cuando es resistente a la leptina. El cerebro no puede reconocer el estado energético del cuerpo. La señalización de la leptina forma parte, desde luego, de un sistema perfecto:
- 1. El estado energético lo determinan tus células de grasa. ¿Quién mejor que las células que almacenan nuestra energía para emitir las señales de lo que sobra o de lo que falta?
- 2. La leptina conecta tus células de grasa con el cerebro. Controla todo lo que tiene que ver con la energía y la información acerca de ella. Sin energía ni información, se produce el caos. El caos, en medicina, tiene un nombre: inflamación.
- 3. El cerebro descodifica la señal y actúa en consecuencia.
La importancia de la leptina en la salud
La mayor parte de otros sistemas orgánicos del cuerpo que también dependen de la energía están relacionados con el estado de la leptina. Los huesos, por ejemplo, son increíblemente activos, ya que se remodelan constantemente en respuesta a las tensiones bajo las que se encuentran. Para poder realizar esto debidamente se requieren enormes cantidades de energía. Por esto es tan importante la leptina para la fisiología ósea. La resistencia a la leptina siempre se presenta antes que el desarrollo de la osteoporosis.
La leptina también es un regulador de la fecundidad en la mujer. Por tanto, presentando resistencia a esta hormona se verá en dificultades para quedarse embarazada. Esto se observa en el síndrome del ovario poliquístico, en la anorexia o en el sobreentrenamiento. Tener un bebé requiere una correcta gestión energética. La leptina resulta clave para que ese proceso se desarrolle sin problemas.
La leptina también controla y modula el sistema inmunológico en el cerebro. Químicamente, es muy similar a un químico inflamatorio llamado IL-6 o interleucina 6. Personas con niveles altos de leptina (personas obesas) muestran también niveles elevados de glóbulos blancos. De manera análoga, modula todas las citoquinas inflamatorias asociadas con la grasa visceral. Generalmente, cuando alguien presenta resistencia a la leptina también suele tener niveles bajos de vitamina D. Llegado el momento explicaremos por qué esto ocurre.
Leptina y diabetes
La grasa visceral es la grasa que se encuentra debajo del músculo “six-pack” en la cavidad abdominal. Este es uno de los peores lugares para engordar ya que es un indicador de inflamación. Pero cuidado, no debemos equivocarnos: la grasa visceral nos defiende de muchos procesos inflamatorios. Esta es la grasa que se observa en los pacientes con síndrome metabólico.
La leptina elevada es la causante de una cascada de problemas fisiológicos adicionales. Por ejemplo, siempre se presenta con anterioridad a la hipertensión. Uno de los motivos es que los niveles altos de leptina destruyen otra proteína secretada en las células beta del páncreas llamada amilina. Las células beta del páncreas deben producir insulina a la vez que amilina en una relación 100:1, siendo las dos hormonas secretadas en conjunto claves en la regulación de los niveles de glucosa. Esto nos lleva a deducir por qué los niveles altos de leptina pueden causar diabetes tipo 2. El alto contenido de leptina fríe la amilina en las células beta, lo cual hace que dejen de producir insulina. Esto mantenido en el tiempo desemboca en dicha enfermedad metabólica.
Si este proceso ocurre rápidamente, por ejemplo, debido a una respuesta autoinmune que rodea a un embarazo o un intestino permeable, puede provocar una diabetes autoinmune a menudo llamada diabetes tipo 1.5. Las únicas diferencias entre la tipo 2 y la tipo 1.5 son el tiempo de exposición menor y la mayor respuesta inmune. Nuevamente, todo mediado por la resistencia a la leptina. La elevación crónica de leptina conduce a una eventual resistencia a esta, generalmente de 5 a 7 años antes de que alguien se vuelva resistente a la insulina (diabetes tipo 2).
Enfoque erróneo
La medicina actual se focaliza en la insulina para tratar la diabetes, lo cual puede estar completamente fuera de lugar. No tiene sentido tratar la resistencia a la insulina después de haberse producido. Resultaría mucho más eficaz apuntar a la resistencia a la leptina para prevenir el desarrollo de la enfermedad, ya que esta se produce mucho antes.
Consecuencias de la resistencia a la leptina
Ahora tenemos claro que la obesidad es una enfermedad inflamatoria que implica una alteración de la señalización hormonal. Pero conocemos que la obesidad tiene varias causas y ninguna es la resultante del “exceso de calorías”. ¿Por qué? El cuerpo tiene varios sistemas integrados para lidiar con este problema sin llegar a engordar. Esto ocurre cuando la leptina funciona debidamente en el hígado y los músculos.
En resumen, la resistencia a la leptina se produce mucho antes que la resistencia a la insulina. Cuando ambas resistencias actúan durante el tiempo suficiente, se produce a su vez una importante desregulación de la hormona cortisol.
Cuando la insulina y el cortisol se elevan de manera simultánea y crónica, el sistema humano está roto. Así es como nos alcanzan enfermedades crónicas y también el cáncer. Explicaremos más adelante cómo bajo estas condiciones se ve afectado el gen p53 o guardián del genoma, ampliamente estudiado en la literatura científica.
Pero todo comienza con una mala gestión de la hormona leptina y no con problemas de insulina. Debemos comprender que existe una jerarquía hormonal y es por ello que explicaremos en próximos artículos la importancia suprema de los ritmos circadianos en la salud humana, que son regulados, en primer lugar, por el espectro electromagnético (luz) del Sol y su interacción con el planeta Tierra.
Claves para restaurar la señalización de la leptina
No debes confundirte. Decimos restaurar, por lo que estos pasos hacen referencia a aquellas personas que tienen resistencia a la leptina.
- Alimentación baja en carbohidratos (menos de 50 g/día).
- Comer en algún momento durante los 30 minutos después de despertar.
- Los alimentos deben ser naturales, estacionales y locales.
- Nunca comer más allá de las 19:30.
- NO contar calorías.
- Dejar 4 horas al menos entre la última comida y el sueño nocturno.
- Hacer ejercicio por la tarde y no por la mañana (explicaremos esto en el futuro).
- El ejercicio debe ser HIIT o pesas.
- Exponerse al Sol de la manera correcta. Leer nuestros artículos anteriores.
Insistimos, ya que luego nos preguntáis por ello. Algunas cosas de la lista como levantarse y desayunar o hacer ejercicio por la tarde hacen referencia a personas con resistencia a la leptina. Nosotros, precisamente, entrenamos mayormente por la mañana y nunca desayunamos.
9 comentarios en “Leptina: Reguladora del sistema energético”
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Hola, me acabo de incorporar a la comunidad y estoy encantada de poder acceder a este contenido tan interesante.
Llevo algún tiempo con problemas de conciliación del sueño y me gustaría saber más sobre la exposición solar y la hora más adecuada para paliar esto.
Muchas gracias!
Como SIEMPRE, la medicina dogmática yerra el tiro…en vez de centrarse en la LEPTINA, pone el foco en la INSULINA… Alguien cree que ésto es casual??? Para nada, saben que enfocando su mirada en la insulina, no sólo no resolverán jamás el problema, sino que lo PERPETUARÁN muestras se lucran…jugada perfecta para la Big pharma, como siempre!!! Y pensar que con sólo exponerse a la luz del SOL o a la frecuencia de 727 mm de las lámparas Aureo, podemos REHACER toda la multifunción que tiene esta hormona…de verdad, gracias por vuestro TRABAJO
Muy interesante Carlos, todo un descubrimiento, me queda la duda cuando indicas baja leptina al no haber recibido leche materna, en como se manifiesta, este es mi caso no mi madre no pudo darme leche. Gracias!
Hola Carlos. Todo muy clarito como siempre. A mí particularmente me interesa,de todo el contenido del artículo,la relación entre la leptina y la microglía (sistema neuroinmune) pues hace tiempo que parezco de una neuroinflamacion salvaje (niebla mental,mala calidad de sueño, incapacidad de mantener el foco etc) sabes de algún paper donde profundizar en esto? Gracias y a seguir destilando la ciencia para que los mortales la entendamos mejor
Gracias Carlos!! Muy interesante como siempre!! Una pregunta, hay alguna hora en el espectro solar donde sea más conveniente estar expuesto para mejorar esa resistencia a la leptina?
Es curioso como siempre se ha hablado de que el gran regulador del metabolismo energético es la tiroides, sin embargo ha quedado claro que para que tiroides funcione correctamente, antes ha de señalizar como dios manda la leptina.
Sería muy interesante un artículo profundizando sobre esta relación leptina-tiroides, y como la medicina centralizada, al omitir esta relación, se estácargando la salud de las personas con sus penosos diagnósticos y más penosos aún tratamientos bullshit.
Gracias una vez más por abrirnos los ojos.
Increíble el artículo, para que mucha gente obesa acabe ya con el mito de que solo pueden adelgazar con dieta estricta y ejercicio.
Gracias
Hola , gracias por esta información,empiezo a sentir que mi nivel sube y me siento empoderada, incluso intento ayudar ,sin ninguna prevención o soberbia a otras personas. Gracias,gracias
Maravilloso artículo precisando el porqué y los momentos, secuencias y consecuencias,
Muchas gracias !!